Ideario

Marco escribió en una hoja al final de la carpeta “te odio”. Bastaba con fijar la mirada por dos segundos sobre aquel trazo, para determinar que la ira había empujado su puño, deslizando a la lapicera consigo.
-          Marco – llamé inquieta.
-          Sí mamá – respondió de manera desganada.
-          ¿Qué significa esto? – pregunté levantando la hoja escrita.
-          Nada má- respondió con prisa, al tiempo que los cachetes rechonchos que adornan su carita, parecían tomar un color más y más rojizo.
-          Pero… contame. ¿Alguien te lastimó? – indagué.
-          No mami… es que… Magalí no gusta de mí – dijo agachando la cabeza, con la mirada triste clavada en el piso.
Luego, simplemente lo abracé y besé su tierna frente. Al salir del cuarto sonreí… mi hijo dejaba lentamente la niñez.
Melina Jaureguizahar Serra

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